Sunday, July 22, 2007

Guía del Autoestopista Galáctico

La Guía del Autoestopista Galáctico es un libro que ha acabado siendo de culto, del que no hace mucho sacaron una película, la cual veré próximamente para poder decir con gesto despreciativo que "el libro era mucho mejor", aunque es muy probable que en este caso sea verdad. El punto de partida es el siguiente: la Tierra es demolida porque van a hacer una autopista intergaláctica y, oye, qué mala suerte, pasa justo por aquí.
A pesar de ser un libro bien escrito, inteligente y muy divertido, tiene dos grandes defectos que hace que no se lo pueda reconocer en público como "un buen libro" :
1- Es de Ciencia-Ficción. Aunque por definición sea uno de los géneros que mayor creatividad permite, según el Dogma Cultureta Occidental sólo es aceptable como género en el caso de que se adapte al cine y de que pase mucho tiempo (como en 2001 o en Blade Runner)
2- Como ya he dicho, es MUY divertido. Según el Dogma Cultureta, las cosas divertidas están bien para pasar el rato, pero no se pueden considerar algo "elevado", a no ser que sean películas mudas en blanco y negro. Pues en este libro, el humor está siempre presente, pero no humor a lo Arévalo ("eto é un mariquita, que ademá etá borracho y e tartamudoo...") sino humor surrealista, sutil, a veces humor negro; a mí me ha recordado un montón a los Monty Python.

Sánchez Dragó. Arévalo. Dos titanes del humor inteligente.

Iba a poner aquí algún cacho que me haya gustado del libro. Si no fuera tan largo y yo tan vago, pondría enterito uno de los más surrealistas: ocurre cuando dos misiles persiguen a la nave donde viaja el protagonista, que, en su desesperación , decide darle al botón de Improbabilidad, a ver que pasa, consiguiendo que un misil se convierta en un tiesto de petunias, y el otro en una ballena. No contento con esta ida de olla argumental, el autor describe la línea de pensamiento de la ballena, desde que aparece de la nada hasta que se espachurra contra el suelo. Voy a poner un par de párrafos de la introdución, una descripción a lo National Geographic pero con más mala leche del planeta Tierra:
"Este planeta tiene, o mejor dicho, tenía el problema siguiente: la mayoría de sus habitantes eran infelices la mayor parte del tiempo. Muchas soluciones se sugirieron para tal problema, pero la mayoría de ellas se referían principalmente a los movimientos de pequeños trozos de papel verde; cosa extraña, ya que los pequeños trozos de papel verde no eran precisamente quienes se sentían infelices"

Saturday, July 21, 2007

Sam O y los tamarindos picantes

Hace un tiempo, un compañero de piso mexicano me dio a probar una cosa que se había traído en plan nostálgico de las vacaciones de navidad en su país. Por el envoltorio y el tamaño parecía un Boobaloo, ese chicle cuya belleza estaba en el interior, con esa especie de crema de sabor y textura antinatural. Así que el compañero me dice: "Pruebalo, güey, son tamarindos". Y me digo, "Ah, que guay, frutica". Frutica los cojones: a los 0,2 segundos de introducírmelo en la boca, noto como el polvillo que rodeaba la supuesta fruta es ... ¡picante! Y cuando ya estaba a punto de invocar el espíritu de Pizarro, Hernán Cortés y demás Fuerzas Pacificadoras de la Libertad de la época, empecé a notar el sabor de la fruta, que , ahora sí, estaba bien güena. Me dio dos más y me los acabé el mismo día.
A diferencia del tópico, yo sí puedo pensar en dos cosas a la vez, siempre y cuando ninguna de las dos tenga oraciones subordinadas. Cuando me acuerdo de los tamarindos traicioneros, lo que pienso simultáneamente es "Joé, qué raro" y "Me gusta".

¿Grupos "independientes" de todo a 20 duros más preocupados de parecer guays que de hacer buenas canciones y que se dan la hostia padre en cuanto se le entienden las letras? ¡NO EN MI NOMBRE!

Pues exactamente eso es lo que me pasó la primera vez que oí la música de Sam O, en un concierto que daba como ganador del concurso de maquetas de la revista Mondosonoro (creo). Desde la primera canción se veía que Sam O pertenece a uno de esos personajes totalmente inclasificables (en el buen sentido, no a lo Leonardo Dantés): él solo, con un teclado que simulaba una batería machacona, diciendo cosas como "No cruce. No cruce. Cruce ahora. Cruce ahora. No piense. No piense. Piense ahora. Piense ahora"
Y la misma sensación dual cuando escuché el primer disco,canciones que acaban sonando muuy raras y con frases que se repiten y que acaban quedándose en "modo bucle" en mi cabeza, como tiene que ser: me pasa con "Taxista" con frases sacadas de Taxi Driver, me pasa con la frase "No soy como ellos, pero puedo fingir", me pasa con "tu quieres algo abstracto, ¿abstracto a lo Willem de kooning, o abstracto a lo Jackson Pollock?" y desde luego me pasa con "Estás en mi lista, pero no te digo de qué es la lista".
Y con el segundo disco, "Ya es oficial:nos han rodeado" más de lo mismo, que es más de lo bueno: "Disco de oro" desde ya nominada a la mejor canción en castellano del año, el final de "Como en los cincuenta",y, cómo no, una canción con título y letra dedicada al gran:
¡LÓPEZ VÁZQUEZ!
y a ver quién es el chulito que me dice que ésta no es una manera cojonuda de empezar una canción: "Él es/uno de los grandes/y bastará/con decir/sus apellidos/para llenar/esta canción:/¡López Váaazquez" 1:48 minutos de psicodelia y genialidad.
El último dato, y no menos importante: sus dos discos están disponibles en su página web para descargárselos por la cara, sin registros ni mandangas. ¡Toooma independencia!